La propuesta reconoce el lugar donde se emplaza y su rol en él. La estrategia de diseño parte del reconocimiento del potencial urbano que tiene el distrito del Rímac. Es así que el edificio nace de la intención de dar continuidad al recorrido desde la plazuela de Nuestra Señora de la Cabeza, que viene por el Jr. Salitral y llega a la Av. Francisco Pizarro (avenida que fue Camino Inca). Y el edificio lo conecta con el eje estratégico del Jr. Chira, que contiene a lo largo de su recorrido a la Quinta Presa y su plazuela, la Av. Prolongación Tacna, dónde se encuentran los paraderos de los medios de transporte masivo. Continuando por el Jr. Purus, el mercado Limoncillo y su plazuela, La Alameda de los Descalzos, El Paseo de Aguas y finalmente llega a la cima del Cerro San Cristóbal. El edificio aprovecha el flujo de personas, que genera al crear la continuidad urbana, para disponer en sus primeros niveles comercios (centro gastronómico, tiendas boutique, tiendas de concesión).

Sobre este primer bloque comercial (en el 3er nivel) se dispone una nueva cota 0 para emplazar los bloques de vivienda con áreas verdes, lugares para estar y recreación. Ambas funciones tienen accesos y dinámicas diferenciadas para que no existan conflictos entre ellas. Es así que el edificio busca ser una pieza importante para la regeneración urbana del Rímac rescatando conexiones, el lenguaje de los balcones en su fachada, siendo un punto de atracción gastronómico, comercial y vivencial, y así promover y prolongar la vida urbana en el distrito.